martes, 10 de noviembre de 2009

Trilogía: "EXPEDICIÓN A LOS ALPES" parte II

Nos levantamos y vemos que hace un día favorable, solo con algunas nubes de vez en cuando, nos cuesta un rato el desayunar y preparar la mochilonas que ¡iban a tope!
Comienza la subida, la primera hora ahogados como casi siempre, pero esta vez mas de lo normal, ya que la mochila parecia un saco de cemento de 40 kilos de peso.
Hacemos la primera parada en una cascada con el Cervino de fondo para coger agua y hacer alguna foto.


A las 3 horas llegamos al primer refugio que hay en la misma falda de la montaña, ¡menudo paseito! y tomamos el primer piscolabis, ¡que esfuerzo! era nuestro primer 4mil e hicimos bastantes cosas mal, como no aclimatarnos por ejemplo, fuimos a saco pagando la del novato.

Seguimos subiendo adentrándonos en la montaña y llegamos hasta la cruz que conmemora a Jean A. Carrel, uno de los protagonistas en la hazaña por la conquista del Cervino en 1865 junto con Edward Whymper, podeis ver mas información en
http://www.montanismo.org/articulos.php?id_sec=12&id_art=372,
ya que sino este blog se extendería mucho.
Seguimos ascendiendo y a mi me sale un callo como una una patata en el talón, debido a que llevaba botas nuevas y no estaban domadas, no hay botiquín, y por si fuera poco, perdemos una botella de agua por el camino ¡como rodaba montaña abajo!
Todo pintaba muy feo y decidimos pasar noche en una cornisa a mitad de camino del refugio Carrel (3.829m), por suerte había hechado encima la pequeña tienda de campaña a la mochila.
El paisaje no estaba nada mal, yo preparo un murete de piedras

para protegernos del viento mientras el colega hace la cena.
Anochece muy rápido y amanece muy pronto.
Teníamos que conseguir llegar al refugio a pesar de nuestras condiciones.
Al día siguiente decidimos dejar la tienda montada y así dejar bultos dentro de ella para aligerar las mochilas. Cerca de nosotros van pasando grupos o parejas de alpinistas que van para arriba. Nos ponemos en marcha.



Llegamos al famoso nevero en el que tenemos que asegurarnos, pues tiene una inclinación y una caída muy considerables. Nos preparamos con todo el material, comienza la fiesta:
  • crampones
  • piolet
  • cuerdas
  • arneses
  • polainas
Superarnos bastantes dificultades en mixto:
  • roca
  • hielo
  • nieve
  • escalada

Al final llegamos al tramo de las cuerdas fijas, una zona de escalada que tiene unas maromas fijas del grosor de un botellín de cerveza para ayudar en la escalada. Nos echaron un cable una pareja de vascos que conocimos subiendo ya que iban por delante y tenían su cuerda montada para asegurarnos desde arriba.
Después de superar la escalada, no sin serias dificultades, a mi colega le comenzó a entrar el mal de las alturas con dolores de cabeza y mareos, con lo que nos vemos forzados a hacer una paradita, los vascos continúan su camino, estaba atardeciendo rápidamente.
Estábamos machacados física y psicológicamente, la montaña estaba pudiendo con nosotros, no hacemos ni fotos y lo peor de todo es que cuando nos ponemos en marcha, olvido allí el piolet, cosa que no me entero hasta que llegamos al refugio aún a una considerable distancia.

La parte mas graciosa fue cuando a pocos metros del refugio, que está montado sobre unas gigantescas estructuras de hierro en donde hay que fijarse como acceder, mi colega empieza a preguntar a la gente, supuestamente la mayoría guiris, que había por encima de nosotros en la barandilla/mirador mirando como subíamos:

-¿where is the door?¿where is the door? (¿dónde está la entrada?)


 Todo esto haciendo gestos con los brazos refiriéndose a la puerta, cuando de repente contestan los vascos que andaban por allí junto con otra pareja de madrileños:

- ¡¡¡ Anda pasar por aquí abajo!!!
- ¡¡¡¡ JAJAJA JAJAJA !!!!  

Momento spanish-descojone para todos.  
Subimos para arriba, soltamos las mochilas y hablamos un poco con los paisanos, cogemos sitio en el cuarto de las camas y yo me dedico a hacer unas cuantas fotos del lugar.



Estábamos a casi 4.000 metros de altura, estaba anocheciendo y todo parecía de en sueño, estaba como hechizado haciendo fotos, por cierto, de mala calidad ya que de aquellas me dejaron una cámara simplona porque yo ni tenía, y ¡menuda bronca que me cayó de mi colega! que estaba recogiendo todas las cuerdas y el material y haciendo la cena,  y yo, sacando fotos...jejeje.






 

















Después de cenar y ver como anochecía nos fuimos a nuestras respectivas camas, estábamos muy cansados, aparte de sumar: a mí el dolor del cayo patatero en el pie y a mi colega los dolores de cabeza cada vez mas intensos por el mal de alturas...
Nos esperaba una noche muy larga, llena de fríos, dolores, vértigos...y encima había perdido el piolet, ¿cómo íbamos a continuar sin él y en esas condiciones?

Dulces pesadillas......Continuará......

 www.raftingenleon.com 

No hay comentarios: